Es la base del proceso de inversión. Un buen diagnóstico del contexto económico internacional y local permite tomar mejores decisiones. En el comité de inversión mensual, se establece una visión de las principales variables que afectan a los activos que integran los portafolios, tales como la tasa de interés, el tipo de cambio o el nivel de actividad. Dicha visión es corroborada o rectificada en comités semanales de acuerdo a nueva información conocida.

El análisis fundamental decanta en la generación de ideas de inversión. En un primer paso, se eligen las clases de activos que mejor representan la visión de corto, mediano y largo plazo establecida en la etapa anterior del proceso. A su vez, se determinan los activos preferidos dentro de cada clase.

Los grupos de activos elegidos deben resistir el análisis de riesgo para ser considerados elegibles. Aquí tenemos en cuenta el riesgo de crédito, de liquidez y de mercado, entre otros. Para ello, contamos con analistas de riesgos y comités regulares con ellos.

Cada fondo persigue un objetivo de inversión distinto. En esta etapa, se define o se ajusta el posicionamiento objetivo y la duración de cada clase de activo que compone el fondo. Asimismo, se seleccionan los activos considerados más atractivos al interior de cada clase, estableciendo límites para asegurar una correcta diversificación del portafolio.

Por último, las estrategias de inversión deben ser ejecutadas. Para lograrlo, es necesario seleccionar la mejor contraparte, basando la decisión en la cotización, la liquidez de mercado, el tamaño de la orden, entre otras.

Una vez ejecutadas las estrategias, es necesario monitorear que su performance se encuentre en línea con las expectativas y dentro de los parámetros de riesgo establecidos. Desvíos mayores a los esperados son corregidos.